domingo, 25 de octubre de 2020

EL CRIMEN DE LAS GALLINAS. (cuento corto)

Hera una mañana fría, fría, fría, como todas las mañanas que ahora en época de primavera, se pintan en el cielo azul de Petén, en Guatemala. todo transcurría con calma, los nuevos vecinos no cruzaban palabra con nadie, menos con nosotros que estábamos a la par de su vivienda, ellos alquilaban un pequeño apartamento nuevo, pintado muy a la moderna con colores café y crema  que le hacían lucir muy moderno, aunque el mismo era bastante pequeño por dentro, con una mini sala, con un mini comedor, con una mini cocina, y un mini baño, que completaba el mini espacio interior. 

Pero ellos se sentían muy cómodos, muy tranquilos en su rinconcito de amor, no venían con frecuencia, al parecer viajaban muy seguido, como que tuvieran otra casa, pero este apartamento era su nidito de amor. 

Quizás no estaban casados, quizás solo se conocían y compartían ese nido de amor. Hasta que un día Laura, que así se llamaba la pareja femenina; dijo a Marcos. 

--Quisiera traer una gallinas, mira el patio tan grande, tan amplio. Luego traeré un gallo, habrán pollitos, a lo mejor es el nacimiento de una granja, que nos de un ingreso extra. 

Marcos, se quedó pensando, aunque la idea no le pareció muy buena, porque deseaba evitar problemas con los vecinos, pero por no desairar a su pareja. Dijo. 

--Esta Bien, trae un par de gallinas a ver que pasa. 

--No creo que pase nada, los vecinos que tenemos no se van a ocupar en un par de animales; dijo ella.

Trajeron las gallinas, les dieron del mejor concentrado, todo era felicidad, ella veía un futuro prominente, con una granja, produciendo y vendiendo, huevos, pollos, gallinas, gallos, y después hasta patos y conejos, era un sueño hecho realidad. 

Pero un día su conviviente recibió un mensaje urgente, tenía que regresar al lugar donde habían venido porque tenía que recoger una encomienda delicada, él preguntó a ella.

--Tengo que regresar de emergencia, ¿te vas o te quedas?

--Me iré contigo no sea que necesites mi ayuda. respondió ella. 

Ambos se fueron a prisa, y las gallinas se quedaron solas, solas, solas. 

Llegó la noche, la tenebrosa noche, y las gallinas siguieron solas. 

En medio de la noche mientras dormían, escucharon un ruido que las sobresaltó. Ambas temblaron de miedo, se fueron hacia un rincón del enorme patio; se agacharon, trataron de no hacer ningún ruido, de pronto los pasos cesaron, ellas volvieron a respirar, estaban comenzando a conciliar el sueño, cuando de pronto, zas una mano tomó a la más grande, la más pequeña miro con asombro como su compañera era arrastrada por una mano fuerte, ella trato de huir, de pedir auxilio, pero fue tarde, la muerte rondaba por doquier, las dos fueron ultimadas. 

A los pocos ellos regresaron del viaje, era una noche estrellada, ella bajo con una gran linterna a buscar a sus gallinas, a las iniciadoras de su empresa, pero ya no estaban, ni rastro encontró de ellas. Al día siguiente. se hoyo el canto de un gallo. 

                                                            FIN.            

                        

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